INFO EDITORIAL
COLECCIÓN EDITORIAL / Publishing Graphics

Esta expansión editorial antes desconocida –en un sentido moderno y de apertura tanto de la cultura como del mercado a través de la fundación y desarrollo de diversas casas editoriales (Austral, Cultura, Difusión, Lux, Nueva Época, Orbe, Osiris, Pax, Salesiana, Splendor, Editorial del Pacífico, Editorial Universitaria, etc.)– significó que estos enclaves no sólo fueran instituciones prestadoras de servicios sino que también operaran como centros de irradiación de la cultura, incluso con proyecciones al mercado de Latinoamérica, caso de Zig-Zag, Ercilla y Nascimento. La gran industria, principalmente del mercado de los libros, buscó cubrir y promover una demanda segmentada e innovó en el diseño de su morfología editorial por medio de la oferta de productos impresos que antes no habían reconocido la atención de editores. Surgieron, en este contexto, series y colecciones con nombres propios, con un novedoso diseño que apeló al uso de diversos formatos con el fin de difundir a autores del continente, literatura europea y norteamericana, pensadores y ensayistas, además de publicaciones dirigidas a niños y estudiantes. Es más, emprendimientos de mediano tamaño y también librerías con buena llegada a publico lector, ante la dificultad de importar títulos y libros de calidad, generaron sus propios sellos. Como modelo de gestión editorial, también se buscó cubrir toda la cadena referida al procesamiento de la publicación (línea de diseño, edición, impresión y servicios de distribución) en tanto solución integral a los desafíos del negocio editorial, lo que trajo como consecuencia el brote de iniciativas tales como Editorial Jurídica de Chile, Editorial Nuevo Extremo, Pomaire, Renacimiento y Editorial Antártica, entre otras. Se trata de un período en el cual prácticamente toda la industria cultural de la época se alimenta del pluralismo ideológico y de las variantes de la escena política que lo animan, fenómeno acompañado de un aumento potencial de la capacidad de consumo de la población, la evolución de algunas técnicas gráficas como la serigrafía y la renovación de maquinaria en algunas imprentas que permitieron disminuir los costos de impresión y aumentar los tirajes acostumbrados. En relación a este cambio tecnológico, un hecho signicativo fue la introducción de la primera máquina offset para imprimir a cuatro colores en forma simultánea, gestión llevada a cabo por Litografía Marinetti en 1962. En la década de 1930 la empresa Zig-Zag había traído al país los primeros ejemplos de esta tecnología para impresión a uno y dos colores, no obstante, será recién en la segunda mitad de los años 70 cuando este sistema desplazará en forma definitiva a la impresión tipográfica. En tal sentido, esta nueva técnica de impresión se sumó a la incorporación de procedimientos ya existentes en el mercado tales como la litografía, el fotograbado y la fotomecánica, sistemas que de alguna forma habían liberado a la producción gráfica chilena de la rigidez compositiva impuesta por la tipografía metálica. A pesar de que el mercado de las revistas desplazó al del libro, en este período surgieron algunas tentativas interesantes llevadas a cabo por Editorial Lord Cochrane, que en forma esporádica produjo algunos libros-objeto. Esta innovación replanteó las formas de edición en el medio y con frecuencia integró a la industria con la plástica de vanguardia, obteniéndose novedosos resultados en términos de diseño e impresión. A partir de la década de 1960, algunos de los más destacados artistas nacionales tomaron parte en el Calendario Cochrane y en 1966, uno representativo de los signos zodiacales obtuvo el Primer Premio Internacional en la Bienal de Sao Paulo. Poco después, la editorial llevó a cabo una edición de los 20 Poemas de Amor de Pablo Neruda, estableciendo un nivel de calidad gráfica hasta el momento inédito en Chile. Sin embargo, fue en el sector de las revistas ilustradas donde los artistas gráficos tuvieron una mayor injerencia tanto en los procesos de diseño como en los de producción. Por aquel entonces algunas editoriales lanzaron algunos títulos como Flash, Cine-Amor, Barrabases y, poco después, Paula, Ritmo y Mampato. Lamentablemente, y como ocurrió con muchas de las revistas editadas por las grandes casas editoriales, éstas fueron manejadas con un criterio estrictamente comercial, mientras que en la producción de libros, de menor volumen, hubo mayor libertad en el diseño de las colecciones. En relación a esto último, es importante considerar que el período dio lugar a una creciente importación de libros y revistas cuyos diseños venían claramente delineados desde el exterior. La estrategia comercial que actualmente conocemos como marketing ya comenzaba a esbozarse formalmente en aquella época, pero lejos de la especialización y tecnificación actual. Hacia fines de los años sesenta, y en la medida que el país entraba en un proceso de aceleración respecto a las demandas sociales y políticas, con exigencias de mayor participación y acceso a medios de información, se vivió un momento intenso en el mundo de la cultura popular y de la comunicación de masas. Ello impulsó el surgimiento de diarios y revistas más radicalizados, con un tono periodístico ácido y frontal, que representaban tanto a los sectores de izquierda (Clarín, Punto Final, Puro Chile) como a los de derecha (Tribuna, Sepa) y en donde se manifestó con mayor fuerza la pugna ideológica y la vitalidad cultural del período.

This editorial expansion that was unknown before – in a modern sense of opening of culture and market as well, through the foundation and development of various publishing houses (Austral, Cultura, Difusión, Lux, Nueva Época, Orbe, Osiris, Pax, Salesiana, Splendor, Editorial del Pacífico, Editorial Universitaria, etc.) meant that these enclaves were not only institutions that provided services, but also that they could operate as centers that radiated culture, even aiming the Latin American market, such as Zig-Zag, Ercilla and Nascimiento. The big industry, of the book market mainly, sought to cover and promote a segmented demand and innovated in the design of its editorial morphology by means of offering printed products which had not called the editors’ attention before. In this context, series and collections with personal names arose, with a new design which appealed to the use of various formats in order to widespread the continent’s authors, European and American literature, thinkers and essayists, apart from publications aimed to children and students. Moreover, medium-size enterprises and also bookstores reaching the reading public , since the import of titles and quality books would be difficult, generated their own labels. As an editorial management model, it also aimed to cover the chain related to the process of publication (design line, edition, printing and distribution service) as an integral solution to the challenges of the editorial business, which brought as a consequence the outbreak of initiatives such as Editorial Jurídica de Chile, Editorial Nuevo Extremo, Pomaire, Renacimiento and Editorial Antártica, among others. It is about a period in which practically all the cultural industry of that age was fed from the ideological pluralism and from the variations of the political scene . This phenomenon together with a potential increase of the consumption capacity of the population, the evolution of some graphic techniques such as serigraphy and the renewal of machinery in some printing companies allowed to reduce costs and to increase the usual print runs. In relation to this technological change, a significant fact was the introduction of the first offset machine to print in 4 colors simultaneously, carried out by Litografía Marinetti in 1962. In the decade of 1930 the company Zig-Zag had brought to the country the first samples of this technology to print in one and two colors. However, it was just in the second half of the seventies, when this system would displace the typographic printing definitely . In such sense, this new printing technique was added to the introduction of procedures already present in the market, such as lithography, photoengraving and photomechanics , systems which in some way had freed up the Chilean graphic production from the rigidity in composition imposed by the metallic typography. Although the magazine market displaced the book’s , some interesting attempts arose at that time, carried out by Editorial Lord Cochrane, which sporadically produced some books-object . This innovation reconsidered the editing ways in the area and it frequently linked industry with the State of the art plastics, achieving novel results in terms of design and printing . Since the decade of 1960, some of the outstanding artists took part in the Cochrane Calendar and in 1966, one that represented the zodiacal signs won the first international award at the Biennale in Sao Paulo. Shortly afterwards, the publishing company carried out an edition of 20 poemas de Amor de Pablo Neruda, setting up a high quality graphic level , unprecedented in Chile so far. However, it was in the area of the glossy magazines where graphic artists had a greater interference in design as well as in production processes. At that time some publishing companies launched some titles such as Flash, Cine-Amor, Barrabases and shortly afterwards, Paula, Ritmo and Mampato. Unfortunately, as it happened with many of the magazines edited by the big publishing companies, they were managed with a strictly commercial basis, while in the production of books of a lower volume, there was more design freedom in collections. On this matter, it is important to consider that the period that led to a growing import of books and magazines with designs came clearly delineated from abroad. The commercial strategy that we now know as marketing already started to be formally outlined at that time, but far away from the present specialization and increased use of technology. Towards the end of the 70’s, and as the country went into an acceleration process in respect to social and political demands, with requirements of a greater participation and access to means of information, an intense moment in the world of popular culture and mass communication took place. It boosted the emergence of more radicalized newspapers and magazines, with a direct and sharp journalistic tone. They represented the left (Clarín, Punto Final, Puro Chile) as well as the right wings (Tribuna, Sepa), where the ideological conflict and cultural vitality of that period, took place with greater strength.